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sábado, 20 de abril de 2024

Delfina Acosta

 




Mi reino


Mi reino es de los astros misteriosos,

del fuego que susurra en el ocaso.

Se me figura milagrosa tela

el cielo con su azul iluminado.

Conmigo no es el hombre sino el ángel.

Su sombra se hace mies en mi costado.

Él busca de mi luz el santo norte

como la brisa cuando es mi rebaño.


Mi reino es de las olas de la mar

que nunca al pensamiento dan descanso,

de las estrellas fijas en los ojos

pues son criaturas de un querer muy manso.

Si llueve es porque lluevo lentamente

y si amanece es porque ya me aclaro.

Cuando anochece y no aparece el cielo

el viento de mi reino está callado.


                      -  Delfina Acosta -




miércoles, 10 de abril de 2024

Pingüinos.

 




Los pingüinos, ave marina no voladora, son carnívoros. Su dieta incluye también pequeños crustáceos (krill, parecidos a las gambas), calamares y peces.

Se caracterizan por ser fieles a sus parejas. Son monógamos. La mayoría de los machos vuelven a aparearse con las mismas hembras que el año anterior. Esto normalmente tiene lugar en "el nido de la fidelidad”, al que los machos vuelven esperando que las hembras hagan lo mismo.

Cuando un pingüino macho se enamora de un pingüino hembra, busca la piedra perfecta en toda la playa para regalársela. Cuando finalmente la encuentra, él se inclina y coloca la piedra justo frente a ella. Si ella toma la piedra, significa que acepta la propuesta. Una vez al año se reúnen en el mismo lugar, lo que se llama la parada nupcial. Cada uno memoriza tan bien el canto del otro que, tras meses de separación consiguen localizarse. El cortejo es todo un ritual.

Cuando un macho corteja a una hembra infla su pecho e inclina la cabeza hacia atrás y ambos empiezan a emitir fuertes sonidos parecidos a un rebuzno agudo. Se pueden gritar mutuamente por horas. Muchos llaman a estos cantos “la canción del corazón”, ya que cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.


Tras poner uno o dos huevos, según la especie, ambos padres se turnarán para sostener los huevos entre sus patas para calentarlos como si de un nido se tratara. A excepción del pingüino emperador cuya hembra deposita el huevo en los pies del macho para mantenerlo caliente mientras ella sale y caza durante varias semanas. Una vez emergen los polluelos -algo que puede tardar hasta 3 días-, padre y madre se turnarán religiosamente para alimentar a sus crías.


 Suelen robar los huevos de otras parejas en 

caso de que hayan perdido el suyo y no lo

 encuentren. Y no siempre los roban por esa 

razón,  también porque no puedan tenerlos.





lunes, 1 de abril de 2024

Delfina Acosta

 




 Alma              


No tengo más rebozo que la escarcha.

Un pájaro se calla en el silencio

de la tristeza niña de la tarde.


Mi alma atardecida busca el fuego

de los caminos breves de tu mano

donde quedó la boca de mi beso.


Te quiero, me decías y en mis hombros

venías a morirte de silencio.


Noche sin astros. Se enredó mi voz

con un silbido, y al hincharse el viento

fue al río, fue a los campos, fue a las jaulas

de trinos rotos que se mueren presos.


¿Qué sombra mi figura así encorvó?

¿Qué rayo ha ensombrecido mis cabellos?

Llévate ya este amor por ti encendido

porque en lejanas celdas yo me quemo.


                         - Delfina Acosta -                                                                                     






jueves, 21 de marzo de 2024

Memorias de África

 



Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías....

 No era ni excesivo ni opulento; era el África destilada a seis mil pies de altura, como la intensa y refinada esencia de un continente. Los colores eran secos y quemados, como los colores en cerámica. Los árboles tenían un follaje luminoso y delicado, de estructura diferente a la de los árboles de Europa; no crecían en arco ni en cúpula, sino en capas horizontales, y su forma daba a los altos árboles solitarios un parecido con las palmeras, o un aire romántico y heroico, como barcos aparejados con las velas cargadas, y los linderos del bosque tenían una extraña apariencia, como si el bosque entero vibrase ligeramente. Las desnudas y retorcidas acacias crecían aquí y allá entre la hierba de las grandes praderas, y la hierba tenía un aroma como de tomillo y arrayán de los pantanos; en algunos lugares el olor era tan fuerte que escocía las narices. Todas las flores que encontrabas en las praderas o entre las trepadoras y lianas de los bosques nativos eran diminutas, como flores de las dunas; tan sólo en el mismísimo principio de las grandes lluvias crecía un cierto número de grandes y pesados lirios muy olorosos. Las panorámicas eran inmensamente vacías....

Todo lo que se veía estaba hecho para la grandeza y la libertad, y poseía una inigualable nobleza. La principal característica del paisaje y de tu vida en él era el aire....  Lo habitual era que el cielo tuviera un color azul pálido o violeta, con una profusión de nubes poderosas, ingrávidas, siempre cambiantes, encumbradas y flotantes, pero también tenía un vigor azulado, y a corta distancia coloreaba con un azul intenso y fresco las cadenas de colinas y los bosques. A mediodía el aire estaba vivo sobre la tierra, como una llama; centelleaba, se ondulaba y brillaba como agua fluyendo, reflejaba y duplicaba todos los objetos, creando una gran Fata Morgana. Allí arriba respirabas a gusto y absorbías seguridad y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas: «Estoy donde debo estar.


Retazos de Memorias de África - (Isak Dinesen) -



martes, 12 de marzo de 2024

"

 



Me disfracé de recuerdo para anidar por siempre en tu alma, me convertí en un adiós, en ausencia presente, en presencia ausente...

Mi partida estaba tatuada en el sendero de mi vida,. Nuestro encuentro y nuestro adiós sólo es parte de la coincidencia de nuestros ciclos debidamente planeado... Todo es parte de un sistema perfecto en el sendero de la vida.

Te regalo el reto de encontrarme en la memoria de tu piel y tu mirada. Mi esencia te impregna, te envuelve y te cobija. Tus ojos lavan la tristeza de tu alma con lágrimas. Un día, estarán tan limpios que podrás mirarme aunque no me mires... Mientras tanto, nos vemos en nuestros recuerdos, en cada memoria, en cada atardecer, en tus sueños te visito y me visitas...

Nos vemos pronto, nos recordamos siempre, nos amamos eternamente... "Adiós" es solo una palabra para nombrar una nueva forma de estar juntos, siempre que me recuerdes, siempre que me extrañes, siempre que me pienses...

Hasta ese día... siénteme en ti y a tu alrededor.

Por siempre en mi corazón.





domingo, 25 de febrero de 2024

Haruki Murakami

 



"Desde una arboleda cercana llegaba el chirrido regular de un pájaro, un ric-ric, como si estuviera dándole cuerda a algún mecanismo.  Nosotros hablábamos de él como del pájaro-que-da-cuerda. Fue Kumiko quien lo llamó así. No sé cual es su auténtico nombre. Tampoco sé cómo es. Pero, se llame como se llame, sea como sea, el pájaro-que-da-cuerda viene cada día a la arboleda que hay cerca de casa y le da cuerda a nuestro pequeño y apacible mundo."


..."¿Por qué me gustan las medusas? No lo sé. Las encuentro bonitas. Antes, mientras las miraba, he pensado una cosa. Escucha, lo que nosotros vemos es sólo una pequeña parte del mundo. Damos por hecho que esto es el mundo, pero no es del todo cierto. El verdadero mundo está en un lugar más oscuro, más profundo, y en su mayor parte lo ocupan criaturas como las medusas. Eso nosotros lo olvidamos. ¿No te parece? Dos terceras partes del planeta son océanos y lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos no pasa de ser la superficie del mar, la piel. De lo que verdaderamente hay debajo no sabemos nada. "


... “Todos los demás se saltan a la torera las cosas tontas, obvias, y avanzan demasiado rápido. Yo no. Es a las cosas más tontas a las que dedico más tiempo. Porque sé que cuanto más tiempo se les dedica, mejor va todo luego.

Fragmentos de "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo"  (Haruki Murukami).