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lunes, 27 de octubre de 2014

Defender la alegría.


 
 

Defender la alegría como una trinchera 


defenderla del escándalo y la rutina 


de la miseria y los miserables
 
de las ausencias transitorias 


y las definitivas.
 

Defender la alegría como un principio
 
defenderla del pasmo y las pesadillas
 
de los neutrales y de los neutrones 


de las dulces infamias
 
y los graves diagnósticos.
 

Defender la alegría como una bandera
 
defenderla del rayo y la melancolía
 
de los ingenuos y de los canallas 


de la retórica y los paros cardiacos
 
de las endemias y las academias .



Defender la alegría como un destino
 
defenderla del fuego y de los bomberos
 
de los suicidas y los homicidas 


de las vacaciones y del agobio
 
de la obligación de estar alegres.
 

Defender la alegría como una certeza
 
defenderla del óxido y la roña


de la famosa pátina del tiempo
 
del relente y del oportunismo
 
de los proxenetas de la risa .



Defender la alegría como un derecho
 
defenderla de dios y del invierno
 
de las mayúsculas y de la muerte
 
de los apellidos y las lástimas
 
del azar
 
y también de la alegría.
                             (Mario Benedetti)





 

miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Has perdido algo?


Así busca el cerebro lo que has perdido. Distintas áreas cerebrales son capaces de «reajustarse» para centrarse en una búsqueda.


 
 
Una lentilla en el suelo del cuarto de baño, las llaves del coche en el bolsillo de una chaqueta echada al cesto de la ropa, nuestro bolígrafo preferido sobre el frigorífico de la cocina, el móvil .... En ocasiones, encontrar algo que hemos perdido es como buscar  una aguja en un pajar, pero el cerebro es capaz de ponerse en marcha y ejecutar la tarea.
Científicos de la Universidad de California, han descubierto que, cuando nos embarcamos en una búsqueda específica, varias regiones visuales y no visuales del cerebro se movilizan de forma conjunta para no tener que atarle nada a San Cucufato.
Si por ejemplo, estamos buscando a un niño perdido en una multitud, las áreas del cerebro normalmente dedicadas a reconocer otros objetos, o incluso las áreas dedicadas al pensamiento abstracto, cambian su enfoque y se unen al grupo de búsqueda. Por lo que el cerebro cambia rápidamente para convertirse en un «buscador» del niño muy centrado y redirige los recursos que utiliza para otras tareas mentales.
Los resultados muestran qué, nuestro cerebro es mucho más dinámico de lo que nos pensamos, reasignando rápidamente los recursos sobre la base de las demandas de comportamiento y optimizando nuestro rendimiento mediante el aumento de la precisión con la que podemos realizar las tareas pertinentes, afirma Tolga Cukur, investigador de neurología, publicado en la revista Nature Neuroscience.
«Al planear su día en el trabajo, la mayor parte del cerebro se dedica a procesar el tiempo, tareas, objetivos y recompensas, y, cuando usted busca a su gato (por ejemplo) la mayor parte de su cerebro se ve envuelto en el reconocimiento de los animales», añade.
Estos resultados se obtuvieron en estudios que utilizaron la resonancia magnética funcional para registrar la actividad cerebral de los participantes mientras buscaban a personas o vehículos en escenas de películas. En un experimento, los participantes pulsaban un botón cada vez que una persona aparecía en la película. En otro, hicieron lo mismo con vehículos.
Un escáner analizó la actividad neuronal medida simultáneamente a través del flujo sanguíneo en miles de áreas de todo el cerebro. Cada una de las aproximadamente 50.000 ubicaciones cerca de la corteza respondieron a cada una de las 935 categorías de objetos y acciones vistas en las películas. Los investigadores encontraron que cuando los participantes buscaban seres humanos, más zonas de la corteza se dedicaron a las personas, y cuando buscaban vehículos, ocurría lo mismo. Por ejemplo, las zonas que normalmente están involucradas en el reconocimiento de categorías visuales específicas, como las plantas o edificios, se reajustaron para buscar seres humanos o vehículos, ampliando enormemente el área del cerebro que participa en la búsqueda.
«Estos cambios se producen en muchas regiones del cerebro, no solo en las que se dedican a la visión. De hecho, los mayores cambios se observan en la corteza prefrontal, que normalmente se cree que participan en el pensamiento abstracto, la planificación a largo plazo y otras tareas mentales complejas», señala Cukur.
La investigación ayuda a explicar por qué nos resulta difícil concentrarnos en más de una tarea a la vez. Los resultados también arrojan luz sobre cómo las personas son capaces de cambiar su atención a las tareas difíciles, y pueden proporcionar una mayor comprensión de los trastornos por déficit neuroconductuales y de atención.

lunes, 6 de octubre de 2014

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Dicen que la inconformidad es, aparte de otras muchas cosas, la base del emprendimiento de cualquier clase de empresa que nos propongamos.



Generalmente el ser humano es un ser inconformista por naturaleza. Siempre queriendo alcanzar aquello que anhelan sus sueños más íntimos.
Y, aunque aparentemente, a los ojos de los demás lo tenga todo, no siempre esos sueños colman las expectativas que se tenía de ellos.
Solo cuando expectativas, sueños ó anhelos coinciden, la conformidad adquiere visos de una felicidad “conformista”.
En cualquier caso, es difícil hacer un juicio de valor solo por las apariencias. Lo que se tiene, a ojos de otros, no siempre se corresponde con lo que se desea; a veces, ni siquiera esa “realidad adjudicada”, tiene algo que ver con las verdades enfrentadas.
Hay gente que vegeta… ante la claudicación a la conformidad.
Hay gente con la camisa de fuerza… por no saber poner el punto de equilibrio a su inconformidad descontrolada.
Hay gente desorientada dando palos de ciego,… al no saber ni siquiera que es aquello que buscan y necesitan, para cerrar el vacío que sienten.
El día que deje de intentar encontrar aquellas cosas por las que mi inconformidad me espolea…ese día estaré muerta.