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martes, 23 de febrero de 2016

TENGO LO NECESARIO.


 
TENGO LO NECESARIO
para escribir un libro de tristeza…
Una pluma de pájaro;
un tintero de ausencia;
todas las hojas pálidas, caídas
sobre mi sombra quieta,
mil besos disecados, tirando de las venas;
un camino a la luna – blanca virgen
, desnuda –
y unos pies, desgraciados, que no saben
caminar sin estrella.
Tengo un silencio de guitarra muerta;
un reloj detenido
en la precisa hora de tu falta
y un cuerpo que me sobra,
cerrada ya la puerta a tu presencia.
Tengo una canción vaga, recorriéndome
el alma
y unos labios desiertos
que no saben decirla.
Tengo hormigas de luna
tan hondas en la entraña,
que es mi noche vigilia, tras tu sombra

y mi día, cansancio de caminos sin alba.
Tengo lo necesario
para llorar,
pero no tengo lágrimas.

(Rafael Valero)
 

lunes, 15 de febrero de 2016

Detectan por primera vez ondas gravitacionales.


Los “ecos” soñados por Einstein. ... A la tercera fue la vencida.

El hallazgo permite abrir un nuevo capítulo en la
historia de la ciencia, después de que Einstein
postulase su existencia hace un siglo.

Pasadas las 16:30 h de la tarde del día 11, los
portavoces de Advanced LIGO anunciaban que
habían sido capaces de detectar ondas
gravitacionales.

 


Este 11 de febrero pasará a los libros de la historia de la ciencia, sin duda, como el día en el que la humanidad confirmó la última gran predicción de Einstein.
"Es un momento histórico", explica la Dra. Alicia
 
Sintes (física que dirige el único grupo español que
 
participa en el consorcio Advanced LIGO, el
 
detector en el que trabajan más de mil científicos de
 
quince países y noventa instituciones diferentes de
 
todo mundo). La búsqueda de las ondas
 
gravitacionales ha sido uno de los grandes retos de
 
la física en los últimos cincuenta años. El mismo
 
Albert Einstein reconoció que su detección iba a ser
 
muy compleja, dado que se trata de "ecos muy
 
tenues" para los que se necesitan sofisticada
 
tecnología en forma de "oídos" que permitan
 
escucharlos.
 
En el universo, fenómenos violentos y desconocidos como el Big Bang, la explosión de supernovas o las colisiones de dos agujeros negros provocan perturbaciones tenues que se propagan por el espacio. Al ser capaces de escuchar estos "susurros cósmicos" podríamos obtener más información acerca de eventos como la formación de agujeros negros supermasivos.

La relevancia del descubrimiento presentado es de
tal envergadura que muchos apuntan ya al próximo
Premio Nobel de Física.
El hallazgo abre la puerta a una nueva forma de observar el universo, esta radiación nos permite contar con oídos para conocer la historia del cosmos. Gracias a los resultados difundidos por Advanced LIGO, la ciencia escribe hoy un capítulo inédito en la historia de la física. "Comienza una nueva era protagonizada por la astrofísica gravitacional", asegura la investigadora.

 

lunes, 8 de febrero de 2016

Gioconda Belli.

 
 
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.

Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.

Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía

y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.

Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.



(Gioconda Belli)

lunes, 1 de febrero de 2016

 
 
“Me senté en la cama y me apoyé en la fina pared tapada con el edredón hasta la barbilla. La luz atravesaba perezosamente la ventana y un rayo difuso iluminaba la cómoda y la puerta abierta del armario.
 
En muchos aspectos, la habitación seguía tal y como la había encontrado cuando entré por primera vez un año atrás: contenía los mismos muebles, el mismo edredón blanco y los mismos montones de prendas, muchas de las cuales todavía me iban demasiado grandes. Pero también había señales de la niña en que me había convertido: libros de la biblioteca amontonados en el escritorio; una fotografía que me había tomado Carlos, en la que aparecíamos Elizabeth y yo en invierno, con las mejillas sonrosadas y pegadas la una a la otra; y una papelera llena de dibujos de flores para Elizabeth, ninguno de los cuales consideraba suficientemente bueno para regalarle.
 
Era mi última mañana en aquella habitación como niña acogida y miré en derredor como hacía siempre: observando los objetos como si pertenecieran a otro. “Mañana-pensé-. Mañana será diferente. Me despertaré, miraré alrededor y veré una habitación, una vida, que será mía y que nunca me quitarán.”
 
 
   El Lenguaje de las Flores – Vanessa Diffenbaugh-.