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jueves, 8 de abril de 2010

Divagando sobre música I


















Que la música ejerce bienestar sobre el organismo, es obvio y está comprobadísimo.

La música produce un bienestar inmediato en cuerpo y alma, produce relajación muscular y según los últimos estudios puede provocar cambios beneficiosos en el metabolismo y diversos procesos enzimáticos, incluidos el ADN y ARN. Pero no solamente influye en el hombre, sino en los animales y en las plantas. La típica frase: “La música amansa a las fieras” tiene su por qué, o, “pon música a las plantas verás que bonitas se ponen”. Es cierto, tiene su influencia.

Porque, ¿que es el canto, por ejemplo, sino la sucesión de sonidos ordenados bellamente con los que se expresan sentimientos?. El hombre primitivo empezó a exteriorizar sus sentimientos, sus emociones, con sonidos guturales, balbuceos, gemidos, etc., constituyendo primeramente el lenguaje, - indispensable para la vida de relación - para más tarde cambiarlo modulando para expresar emociones, manifestaciones artísticas cuyo germen ha existido siempre en su alma de ser superior. He aquí el principio del canto, de la melodía. Y esta evolución progresiva de los sonidos fue precedida por otra similar de los movimientos corporales, hasta llegar a ordenarlos cada vez con más belleza, con esto estableció el ritmo, principio fundamental de la música y generador de la danza, que fue, antes de nacer la música propiamente dicha, lo que el hombre practicó para exteriorizar sus sentimientos.

El ritmo es ingénito, absolutamente indispensable para la vida del hombre, mientras que la melodía es producto de una elaboración mental y sentimental posterior y complementaria.

Por supuesto que no toda la música produce los mismos efectos ni beneficios, una música estridente seguramente te pondrá como una moto, pero de calmarte nada, por ejemplo, los lacedemonios utilizaron flautas en la guerra, las hacían sonar cuando avanzaban para atacar al enemigo, - no creo que el enemigo se quedase muy relajadito al son de las flautas, tampoco creo que su toque fuese muy melodioso -, y se dice que los cretenses utilizaban la lira; las trompetas aún son utilizadas en nuestros días…..pero sobre todo, ¿ que me decís del flautista de Amelín?, que limpió a todo un pueblo de la plaga de ratas y ratones. Tengo una imagen en la retina desde muy pequeña, y es, un ratón bailando encima de un queso en un librito de “pinta y colorea”, recuerdo que lo pinté con colores muy vivos….la situación lo merecía.

La música es el mejor de los medicamentos para la cura del alma y también del cuerpo. En la antigua Grecia conocían su magia, en China, la India, llena de leyendas sobre el poder de una melodía…

La música calma, relaja, nos hace revivir recuerdos, situaciones, nos levanta el ánimo, nos hace sonreír, nos cura emocionalmente, en definitiva, nos templa los nervios. De ahí que cure.

¿Habrá alguien a quién le disguste la música?

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