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domingo, 28 de febrero de 2021

Emily Brontë

Emily Brontë vivió en una época en la que ser escritora, libre y mujer parecía una ecuación imposible. Publicó Cumbres borrascosas en 1847, en una época en la que la escritura era en gran medida dominio exclusivo de los hombres.



Indómita, casi salvaje, poeta y novelista, publicó sus versos con sus hermanas Charlotte y Anne bajo seudónimos masculinos (Currer, Ellis y Acton Bell), pero fue una novela, Cumbres borrascosas (1847), la que conquistó siglos y lectores, algo que Emily Brontë estaba muy lejos de imaginar mientras escribía a escondidas. En realidad, es posible que jamás hubiésemos leído nada suyo si no hubiese sido por Charlotte, que descubrió sus poemas fisgando entre sus papeles y le sugirió que los publicase. Emily se enfureció por adentrarse en “los recovecos de mi mente y mis sentimientos”, pero acabó permitiendo que apareciesen en un volumen junto a los de sus hermanas, todas con seudónimos masculinos. 

Remembranza (fragmento)

Dulce amor de juventud, perdóname si te olvido
mientras la marea del mundo me arrastra consigo;
otros deseos y otras esperanzas me asedian,
esperanzas que pueden ensombrecerte mas no hacerte daño.

Ninguna nueva luz ha iluminado mi cielo,
ninguna mañana ha vuelto a brillar para mí;

toda la dicha de mi vida se me entregó con tu vida,

toda la dicha de mi vida está enterrada en la

 tumba contigo...


Cumbres Borrascosas es la única novela de Emily. Fue publicada bajo el seudónimo de Ellis Bell. Su hermana Charrlotte editó una segunda edición póstuma.

Refleja el conocimiento de la naturaleza humana, todas las emociones, capaz de lo mejor y lo peor.

Pequeños fragmentos de Cumbres borrascosas:


“Si todo lo demás sucumbiera y él quedara, yo seguiría existiendo; y si todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el universo se volvería un gran extraño; yo no podría parecer parte de él”.


"Le apretaba la mano, y le besaba la cara sarcástica y salvaje que todos los demás rehuíamos mirar; y yo lloraba con ese dolor fuerte que brota de manera natural de un corazón generoso, aunque sea duro como el acero templado".


 “Si me amabas, ¿en nombre de qué ley me abandonaste?”


Es el eco de la pasión, oscura y feroz, de Emily Brontë, por vivir. Amar. Y morir.