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sábado, 30 de noviembre de 2024

Tormenta solar

 



Una tormenta solar 'cataclísmica' azotó la Tierra hace unos 2687 años, lo revelan anillos de árboles antiguos.


Si esta colosal tormenta solar golpeara nuestro mundo tecnológicamente avanzado, los efectos serían  devastadores.

La Tierra no es ajena a las tormentas solares. Este mismo año hemos sido bombardeados por tormentas, algunas tan poderosas que han provocado auroras asombrosas en latitudes medias.

La tecnología moderna garantiza que muy pocas cosas pasen desapercibidas. Una flota de satélites monitorea constantemente el clima espacial , mientras los científicos analizan los datos y estudian sus efectos en la Tierra .

 Mientras tanto, los observadores del cielo dirigen su mirada y sus cámaras hacia el cielo para capturar las fascinantes auroras provocadas por las tormentas geomagnéticas. 

Pero ¿qué pasa con las tormentas solares que tuvieron lugar antes de la creación de la tecnología moderna? Si una tormenta solar de una magnitud sin precedentes ocurrió hace miles de años, ¿cómo lo sabríamos?

Afortunadamente, los árboles antiguos actúan como cápsulas del tiempo, registrando silenciosamente la historia de la Tierra. Un equipo de investigación de la Universidad de Arizona está desvelando estos secretos arbóreos mediante el análisis minucioso de los anillos de los árboles para revelar evidencias de colosales tormentas solares conocidas como Eventos Miyake. 

Estos fenómenos meteorológicos espaciales son tan raros que solo se han detectado 6 en los últimos 14.500 años, el más reciente ocurrió entre 664 y 663 a. C.

Los investigadores afirman que tenemos suerte de que este último suceso de Miyake haya ocurrido hace tanto tiempo. "Si ocurriera hoy, habría tenido efectos catastróficos en la tecnología de las comunicaciones


                                                       SCIENCE & ASTRONOMY

 




lunes, 18 de noviembre de 2024

Kafka


 El silencio de las Sirenas.

 


Para guardarse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones mas fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con inocente alegría.

Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.

En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas les hizo olvidar toda canción.

Ulises, (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo él se hallaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo mas acerca de ellas.

Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.

La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo

          
"El silencio de las Sirenas"  -Franz Kafka-  




sábado, 9 de noviembre de 2024

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Dicen que el pasado pisado. Razones habrá por lo que no está en tu presente ni estará en el futuro, la vida está llena de primeras veces.





Hoy brindo por mi; por lo que soy, por lo que valgo, por lo que tengo y por lo que no, por lo que sé y  por lo que ignoro, por los amores disfrutados y los perdidos,  por seguir sorprendiéndome, por morirme de risa y por llorar sonriendo, por mis sueños cumplidos y los que quedan por cumplir, por mi gente. por los años vividos y los por vivir, por bailar al son de la vida sin perder el compás. Por ti. Por mi. Por nosotros. Por la vida. Por el amor.