Árboles que curan. Terapia forestal.
“La presencia de la naturaleza no sometida al hombre nos
renueva”, escribió Henry David Thoreauen.
A este autor del s. XIX, defensor de
la vida salvaje, seguramente le alegraría saber que hoy día diversos estudios
demuestran que los árboles centenarios mejoran el estado de ánimo y la salud en
general.
Se ha comprobado que estos generan unas sustancias volátiles
(fitoncidas) que, a través de su inhalación, ayudan al sistema inmunitario,
reducen los niveles de cortisol y glucosa, bajan la presión sanguínea y
armonizan el sistema nervioso. Y se cree que alivian el dolor y el insomnio en
pacientes con fibromialgia.
Esta práctica del shinrin-yoku o ‘baños de bosque’, o “tomar la atmósfera”, procede de Japón.
Caminar descalzo, hacer ejercicios de respiración y
reconocer flora y fauna forman parte de este tipo de salidas.
Un bosque equilibrado
a veces no coincide con la imagen mental que tenemos, pero un espacio
intervenido –sin árboles caídos o abundancia de líquenes y musgo– no conserva
tantas propiedades.
Feliz fin de semana.
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