Estos impulsos permiten
a las abejas saber por anticipado si tienen polen.
Las flores
emiten señales eléctricas que las abejas pueden distinguir como si fuera un
letrero de neón, de forma que los insectos polinizadores saben de forma
anticipada que ahí van a encontrar una buena cantidad de néctar.
Las plantas están cargadas negativamente y emiten
campos eléctricos débiles. Por su parte, las
abejas adquieren una carga positiva, de hasta 200 voltios
mientras vuelan por el aire. No se produce una chispa mientras una abeja
"cargada" se acerca a una flor, pero sin duda se produce una
pequeña fuerza eléctrica que potencialmente pueden transmitir la
información.
Lo que aún no conocen del todo, es cómo las abejas
detectan los campos eléctricos. Se especula con que, los abejorros peludos,
perciben la fuerza electroestática al igual que el pelo de un ser humano es
atraído por la pantalla de una televisión antigua.
Este nuevo canal de comunicación pone de manifiesto,
cómo las flores pueden informar a sus polinizadores sobre el auténtico estado
de sus preciosas reservas de néctar y polen.
Lo último que quiere una flor es atraer a las abejas y
luego no proporcionarles néctar; las abejas aprenden rápidamente y pronto
pierden interés en una flor tan ingrata.
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