Una investigación de la Estación Experimental de Zonas
Áridas ha demostrado por primera vez que un ave, el carbonero común, huele
cuándo un árbol está infectado por orugas.
Se ha
descubierto que, las aves que se alimentan de insectos se sienten atraídas
por los árboles infectados por orugas de mariposa (lepidópteras) y el
mecanismo responsable de este comportamiento.
Ante el
ataque de las orugas, las plantas desarrollan una respuesta de defensa que
incluye la liberación de compuestos volátiles que las aves depredadoras usan
para encontrar a sus presas.
Este fenómeno se había estudiado en artrópodos depredadores, pero
apenas en aves insectívoras, a pesar de que son uno de los depredadores más importantes
de insectos.
Para conocer este mecanismo, los científicos hicieron diversos
experimentos con carboneros comunes, Parus major. Dejaron elegir a las aves
entre un árbol infectado por orugas lepidópteras y otro no infectado. Asimismo,
en los experimentos quitaron cualquier resto químico de las orugas para poder
concluir que las aves están atraídas por las señales químicas que emite
el árbol, y no por ninguna señal que dejen los gusanos.
Los resultados mostraron, que, los carboneros comunes son capaces de
discriminar entre árboles infectados por orugas y árboles no infectados, ya que
se observó que las aves visitaron por primera vez el árbol infectado y además
realizaron un mayor número de visitas al árbol que tenía orugas que al árbol no
infectado.
Las aves pueden oler qué árbol está infectado gracias a las diferencias en
los compuestos. Se sintieron atraídas por los árboles infectados incluso cuando, justo
antes del experimento, se les retiró las orugas y las hojas dañadas por ellas,
lo que demuestra que las aves reciben una señal del árbol infectado para
reconocerlo.
Los árboles
infectados y no infectados difirieron tanto en la emisión de compuestos
volátiles, como en la coloración de las hojas. Tanto la vista como el
olfato podrían estar implicados en la discriminación de las aves.
«Sin
embargo, realizamos un segundo experimento para conocer qué tipo de señal
usaban las aves. En este experimento ofrecimos a los carboneros ambas señales
aisladas y observamos que la atracción por los árboles infectados se mantuvo
cuando las aves pudieron únicamente oler los árboles, pero no cuando solo
podían verlos», señala Amo de Paz.
Según esta investigadora, supone un beneficio para la planta, ya que
las aves insectívoras son grandes depredadores y les ayuda a librarse de los
insectos.
Desde el punto de vista del ave, usar las señales químicas de las
plantas infectadas también es beneficioso, ya que le proporcionan información
acerca de la presencia de su alimento. Esto es especialmente
determinante en periodos de cría donde las aves no solo deben encontrar comida
para ellas, sino también para sus polluelos.
Esta evidencia de la habilidad de las aves insectívoras para
utilizar las señales químicas de las plantas es muy importante, teniendo en
cuenta que las tasas de depredación de estos animales son mucho más altas que
las de artrópodos depredadores. Además, pone de manifiesto la necesidad
de considerar a las aves insectívoras en el control biológico de plagas.
… Las golondrinas se comen mosquitos y otros insectos
pestilentes y agravantes para los humanos, entre la Flora y la Fauna hay una
relación maravillosa beneficiante para todos. Los murciélagos también ayudan a
eliminar insectos pestilentes, así que los arboles con orugas son protegidos por
pajaritos que se dan un festín, esas orugas pueden destruir rama por rama poco
a poco con su apetito voraz.