Así busca el
cerebro lo que has perdido. Distintas
áreas cerebrales son capaces de «reajustarse» para centrarse en una búsqueda.
Una lentilla
en el suelo del cuarto de baño, las llaves del coche en el bolsillo de una
chaqueta echada al cesto de la ropa, nuestro bolígrafo preferido
sobre el frigorífico de la cocina, el móvil .... En ocasiones, encontrar algo que hemos
perdido es como buscar una aguja en un
pajar, pero el cerebro es capaz de ponerse en marcha y ejecutar la tarea.
Científicos
de la Universidad de California, han descubierto que, cuando nos embarcamos en
una búsqueda específica, varias regiones visuales y no visuales del cerebro
se movilizan de forma conjunta para no tener que atarle nada a San Cucufato.
Si por ejemplo, estamos
buscando a un niño perdido en una multitud, las áreas del cerebro normalmente
dedicadas a reconocer otros objetos, o incluso las áreas dedicadas al
pensamiento abstracto, cambian su enfoque y se unen al grupo de búsqueda. Por
lo que el cerebro cambia rápidamente para convertirse en un «buscador» del niño
muy centrado y redirige los recursos que utiliza para otras tareas
mentales.
Los
resultados muestran qué, nuestro cerebro es mucho más dinámico de lo que nos
pensamos, reasignando rápidamente los recursos sobre la base de las demandas de
comportamiento y optimizando nuestro rendimiento mediante el aumento de la
precisión con la que podemos realizar las tareas pertinentes, afirma Tolga
Cukur, investigador de neurología, publicado en la revista Nature
Neuroscience.
«Al planear
su día en el trabajo, la mayor parte del cerebro se dedica a procesar el
tiempo, tareas, objetivos y recompensas, y, cuando usted busca a su gato (por
ejemplo) la mayor parte de su cerebro se ve envuelto en el reconocimiento de
los animales», añade.
Estos
resultados se obtuvieron en estudios que utilizaron la resonancia magnética
funcional para registrar la actividad cerebral de los participantes mientras
buscaban a personas o vehículos en escenas de películas. En un experimento, los
participantes pulsaban un botón cada vez que una persona aparecía en la
película. En otro, hicieron lo mismo con vehículos.
Un escáner
analizó la actividad neuronal medida simultáneamente a través del flujo
sanguíneo en miles de áreas de todo el cerebro. Cada una de las aproximadamente
50.000 ubicaciones cerca de la corteza respondieron a cada una de las 935
categorías de objetos y acciones vistas en las películas. Los investigadores
encontraron que cuando los participantes buscaban seres humanos, más zonas de
la corteza se dedicaron a las personas, y cuando buscaban vehículos, ocurría lo
mismo. Por ejemplo, las zonas que normalmente están involucradas en el
reconocimiento de categorías visuales específicas, como las plantas o
edificios, se reajustaron para buscar seres humanos o vehículos, ampliando
enormemente el área del cerebro que participa en la búsqueda.
«Estos
cambios se producen en muchas regiones del cerebro, no solo en las que se
dedican a la visión. De hecho, los mayores cambios se observan en la corteza
prefrontal, que normalmente se cree que participan en el pensamiento abstracto,
la planificación a largo plazo y otras tareas mentales complejas», señala
Cukur.
La
investigación ayuda a explicar por qué nos resulta difícil concentrarnos en más
de una tarea a la vez. Los resultados también arrojan luz sobre cómo las
personas son capaces de cambiar su atención a las tareas difíciles, y pueden
proporcionar una mayor comprensión de los trastornos por déficit
neuroconductuales y de atención.