¿Por qué nos gustan tantíisimo las personas que pasan de nosotros? Cuanto más nos ignora una persona más nos llama su atención.
Las personas
somos cabezonas, insistentes y en ocasiones demasiado tercas. Lo que a veces es
una virtud puede convertirse en un defecto. Es obvio que si no fuese por esa
naturaleza cesaríamos en nuestro intento cada vez que nos encontráramos algún
obstáculo en nuestra vida, pero no es menos cierto (y más aún cuando del
corazón se trata) que en ocasiones invertimos
demasiado tiempo y esfuerzo en algo que desde un inicio se veía que no
era una buena idea.
Y es que en
ocasiones el amor, la atracción o como cada cual quiera llamarlo, nos vuelve
ciegos. Cuánto más pasa de nosotros una persona, más nos llama la atención y lo que en un comienzo pudo ser solo una
mirada, acaba por convertirse casi en una fijación y empresa personal.
El atractivo
y la forma de actuar es importante, pero también nuestra imaginación, que despierta más interés
por alguien desconocido que si le conociéramos en profundidad. Nos gustan los
objetivos complicados.
Y es que estas personas tienen un halo misterioso. Visten bien, tienen atractivo y parecen
estar en Babia ajenos a todo, generando una energía y unas vibraciones que no
consigue alcanzar ninguna de nuestras personas conocidas y esa imagen de distanciamiento genera una
sensación de deseo y curiosidad mucho más fuerte que cualquier otra opinión que
pueda tenerse. Cuanto más caso nos hacen, menos interés despiertan en nosotros.
Dan pie a fantasear. Una persona con un físico agradable, que nos llama la atención y que no nos
hace ni caso, se convierte matemáticamente en el candidato idóneo para fantasear,
además de convertirse en una
distracción.
Marcarse
como objetivo algo complicado y ajeno al resto de nuestras tareas, nos sirve
para desconectar de la rutina. Si además hay pasión de por medio …..
Es posible
que ese interés nunca se vea correspondido totalmente, que se encuentre un
objetivo nuevo o que cuando se llegue a consumar dicho propósito, este pierda interés.