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sábado, 4 de mayo de 2013

Mejorar la memoria en un abrir y cerrar de manos.




Apretar el puño derecho durante 90 segundos ayuda a la formación de la memoria y hacerlo con el izquierdo nos ayuda a recordar.
 
En el último número de “Plos One”, un grupo de investigadores de la Universidad de Montclair (New Jersey) encabezados por Ruth Propper, dicen, qué, apretar el puño derecho durante 90 segundos puede ayudar en el proceso de formación de la memoria. Y de igual modo, apretar el izquierdo cuando necesitamos recordar algo puede hacer esta tarea más fácil.  

Y es que, al parecer, un gesto tan aparentemente sencillo como apretar las manos es capaz de aumentar la actividad de las neuronas en el lóbulo frontal, la parte más evolucionada de nuestro cerebro, implicada en las funciones cognitivas más complejas y que ejerce de “director de orquesta”. Una zona que tiene también un papel muy importante a la hora de almacenar y recuperar los recuerdos.

Los investigadores se han basado en el modelo de asimetría hemisférica en la codificación y recuperación de la memoria propuesto por el psicólogo Endel Tulving, toda una autoridad en el estudio de la memoria. Y según este modelo, el lóbulo prefrontal izquierdo se encarga de archivar (codificar) los recuerdos, mientras que el derecho se especializa en su recuperación cuando necesitamos recurrir a ellos.

Mediante pruebas electroencefalográficas se ha visto además que contraer la mano izquierda durante 90 segundos aumenta la actividad en el hemisferio cerebral contrario, es decir, el derecho, y viceversa, para aumentar la actividad en el izquierdo basta con apretar la mano derecha durante el mismo tiempo. Esta activación cruzada se debe a que cada hemisferio cerebral regula el lado contrario del cuerpo (el hemisferio derecho regula el lado izquierdo y viceversa).

Cerrar las manos también parece tener influencia sobre el procesamiento emocional. Cuando se cierra con fuerza la mano derecha aumentan las emociones denominadas de aproximación, como felicidad o enfado, porque se activa el lóbulo frontal izquierdo. Tal vez por eso, cuando estamos enfadados apretamos los puños, en especial el derecho. Y también cuando estamos muy contentos. Por el contrario contraer la mano izquierda conlleva un aumento de los estados emocionales de retirada, como la tristeza o la ansiedad, que nos llevan a retraernos.

"Los resultados sugieren que algunos movimientos corporales simples cambian temporalmente la forma en que funciona el cerebro y pueden mejoran la memoria. En investigaciones futuras habrá que examinar si cerrar los puños podría mejorar también otras capacidades, como las verbales o espaciales", señala Ruth Propper, que lidera el estudio.

Además resalta que sería interesante comprobar si estos sencillos movimientos con las manos son válidos también para recordar información visual, como una cara, o espacial, cómo el lugar donde hemos dejado las llaves o incluso el coche en el parking de una gran superficie.

En cualquier caso, por probar no se pierde nada.
 
 
 

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