Dice un viejo cuento
sufí que cuando un niño está en el seno materno tiene todo el conocimiento
del mundo.
Sabe cuántas estrellas hay en el firmamento,
cuántas gotas hay en el mar y cuántos granos de
arena en el desierto.
Conoce los misterios del cielo y las estrellas,
y
conoce hasta la última letra.
No hay misterio sobre la faz de la tierra que
desconozca, ni misterio en el cielo o en el mar
que no pueda resolver.
Pero cuando está a
punto de nacer, su ángel de
la guarda baja del cielo y colocando un dedo
sobre
sus labios sella todo su conocimiento
dentro de él, y le susurra una sola
palabra:
“Aprende.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario