Según algunos expertos, la razón de que la mayoría de las
madres acune al bebé sobre su lado izquierdo tiene una base neurolingüística.
Desde
hace varios años los científicos se han preguntado por qué alrededor del 80% de
las mujeres, independientemente de si son diestras o zurdas, utilizan el brazo
izquierdo para acunar a sus bebés, en lo que parece ser un comportamiento
instintivo. El primero en sugerir una explicación fue el psicólogo
estadounidense Lee Salk, quien propuso que los latidos del corazón materno eran
la causa de tales preferencias. Aunque su teoría estuvo extendida durante un
tiempo, estudios posteriores demostraron que, tanto para el feto como para el
recién nacido, el sonido predilecto era la voz de su madre, y que los sonidos
cardíacos no parecían tener mayor trascendencia.
Bourne y Brenda Todd, de la
Universidad de
Sussex. Estas
investigadoras atribuyen la costumbre
a un sofisticado proceso en el que están
implicados
los hemisferios cerebrales de madre e hijo. Cuando
un niño es
acunado a la izquierda de la madre, las
señales maternas le llegan por el oído
izquierdo y
son procesadas por su hemisferio cerebral derecho,
que es donde se
reconocen los gestos emocionales y
las expresiones faciales.
Parece ser que, las mujeres que acunan a sus niños a
la derecha son menos sensibles a
las señales que les
llegan del feto o del recién nacido, están más
angustiadas
durante el embarazo por miedo a cómo
se desencadenará el parto y se obsesionan
por la
salud de su bebé,
un sofisticado lenguaje
neurolingüístico en el que están implicados los
hemisferios cerebrales de madre
e hijo. Ambos lados
del cerebro participan en el procesado de las
emociones,
pero se sabe que el derecho es crucial en
la relación del niño con su madre.
En cuanto al lenguaje, también es la parte derecha
del cerebro la que controla
la entonación y la
afectividad de las palabras. Esto establece
intercambio
de señales entre madre e hijo que tiene
por misión «afinar» la voz de la madre
como si de un
instrumento musical se tratase, hasta tal punto que,
según el
doctor Sieratzki, del Departamento de
Pediatría del Hammersmith Hospital de
Londres,
«las canciones de cuna no sonarían igual desde el
ado derecho de la
madre».
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