Los primeros análisis de los datos de la misión Rosetta, que en noviembre
alcanzó al cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, indicaban que el agua que
contiene esa roca espacial no se parece a la de la Tierra. Lo cual supone un
revés para la teoría de que las reservas de agua terrestres fueron aportadas a
nuestro planeta durante el "Gran Bombardeo" cometario sucedido hace
más de 3.000 millones de años.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por
investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, aporta
otra visión para ayudar a determinar si la Tierra fue capaz de fabricar su
propia agua por medio de procesos geológicos o si ésta, efectivamente, nos
llegó del espacio, a bordo de cometas y asteroides.
La respuesta podría ser que las dos hipótesis son ciertas, y que nuestros
océanos se formaron tanto gracias a la producción interna de agua como a la
aportación exterior. Y no solo eso. Según los autores de este trabajo, ahora
mismo podría existir, en las profundidades de la Tierra, una cantidad de agua
suficiente como para llenar el Océano Pacífico. Estas conclusiones fueron
anunciadas hace apenas unos días durante una reunión de la Unión Geofísica
Americana (AGU).
Según los investigadores, existe una "vía geoquímica", hasta ahora
desconocida, gracias a la que la Tierra puede "secuestrar" y mantener
en su interior una gran cantidad de agua durante miles de millones de años. Y
lo que es más, liberarla a lo largo del tiempo en pequeñas dosis para
"alimentar" a los océanos desde el interior.
Muchos
investigadores han sugerido hasta ahora que la Tierra primitiva estaba muy
caliente y seca, y que era por lo tanto incapaz de sustentar vida hasta que los
cometas llegaron para depositar el agua en su superficie. El origen
"extraterrestre" del agua de nuestro planeta es, hoy por hoy, la
teoría dominante, aunque está aún lejos de ser probada de forma irrefutable.
De hecho, Wendy Panero y su equipo de la Universidad Estatal de Ohio
sostienen una hipótesis bien distinta: que la Tierra se formó con grandes cantidades
de agua en su interior, y que desde allí y gracias a la tectónica de placas,
ese agua ha ido fluyendo continuamente hasta la superficie.
Saben desde hace mucho tiempo que el manto terrestre contiene agua. Aunque
nadie ha podido averiguar cuánta. Y si es cierto que algún mecanismo geológico
ha sido capaz de suministrar agua a la superficie durante todo este tiempo,
¿podría ser que el manto haya agotado sus reservas y ya no contenga agua en la
actualidad?
Por desgracia, no existe forma de estudiar directamente las rocas
del manto, que se encuentran a cientos de km. bajo la superficie. Así
que Panero y sus colegas tuvieron que poner a prueba su hipótesis llevando a
cabo experimentos de física a muy altas presiones y complejos cálculos por
ordenador.
"Cuando buscamos el origen del agua de la Tierra -explica Panero- lo
que realmente nos preguntamos es la razón por la que nuestro mundo es tan
diferente de los demás planetas. En este Sistema Solar, la Tierra es única
porque existe agua líquida en la superficie. Y nosotros somos también el único
mundo que cuenta con una activa tectónica de placas. Tal vez toda ese agua en
el manto sea clave para la tectónica de placas, y quizá fue precisamente eso lo
que hizo de la Tierra un lugar habitable".
La idea central de la investigación es que rocas que a simple vista pueden
parecer secas podrían, incluso en la actualidad, contener agua en forma de
átomos de hidrógeno atrapados en sus pequeñas cavidades internas.
Por otra parte, sabemos que el
oxígeno forma parte de muchos minerales, por lo que si una roca contiene
también hidrógeno, pueden darse reacciones químicas que lo liberen y permitan
que se mezcle con el oxígeno para formar agua.
Si el escenario demuestra ser correcto, la Tierra podría tener en
sus entrañas, incluso en la actualidad, más de la mitad de toda el agua que
fluye por su superficie. Lo cual, según Panero, equivaldría al volumen
del Océano Pacífico.
Panero considera esta compleja relación entre la tectónica
de placas y el agua de la superficie terrestre como "uno de los mayores
misterios de las ciencias geológicas". Pero este estudio ha contribuido a
aumentar las sospechas de que, de alguna forma, la convección del manto es
capaz de regular la cantidad de agua que contienen los océanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario