El ego es la parte inconsciente que desconocemos, es la "caja"
donde brujulean los egoísmos, los resentimientos, la envidia, los celos y un
montón de sensaciones, fantasías y conceptos en que mucha gente asienta su
vivir.
Como cada persona ególatra es distinta, lógicamente tendrá sensaciones
diferentes: Unos son intolerantes con unas cosas, otros, con otras.
Creemos que
vemos la realidad tal y como es, o como debería de ser, y cuando los datos que
captamos del ambiente no se ajustan al propio ego, esos datos son malinterpretados,
criticados y deformados. La información exterior se distorsiona de la misma
manera que un rayo de luz se refracta en el agua. Y cuando uno se da cuenta, comienza a reflexionar, a "limpiar" su
mente y a ver las cosas con más objetividad. Entonces se tiene conciencia de lo
que es uno mismo, se revitaliza la autoestima, se aclara la conciencia y se
limpia de conceptos que progresivamente fueron asumidos y que no forman parte
de nosotros. La conciencia ya no estaría "fragmentada" por toda esa
pléyade de sensaciones, resentimientos y fantasías que no son nuestros, pero
que a lo largo de la vida hemos ido absorbiendo por influencias exteriores,
entre ellas, la educación.
Proverbio turco
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